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Una explosión en un autobús mata a 9 ingenieros chinos que construían una presa en el Indo

Una explosión ha provocado esta mañana una matanza en un autobús con destino a las obras de la presa de Dasu, en la remota región pakistaní del Alto Kohistán. Al menos nueve ingenieros chinos habrían muerto, así como tres ciudadanos pakistaníes, entre ellos dos soldados. Otros veintiocho trabajadores chinos habrían resultado heridos.

El explosivo habría despeñado el vehículo hasta el fondo de un barranco, por donde discurre el río Indo. No se sabe aún si el artefacto se encontraba al margen de la carretera o escondido en el autobús. De hecho, el ministerio de Exteriores pakistaní se agarra de momento a la hipótesis de que “un fallo mecánico” provocará “una fuga y una explosión”. 

Sin  embargo, sus homólogos de la República Popular China hablan de “atentado” y llaman a Pakistán “a castigar con la máxima severidad a los autores” y a proteger debidamente a sus ciudadanos. También un asesor del primer ministro de Pakistán ha clamado esta mañana en el Parlamento contra el “sabotaje”. 

La empresa china Gezhouba, de Wuhan, trabaja desde hace tres años en la construcción de esta estratégica presa, en el río Indo, valorada en más de cuatro mil millones de euros. Sus trabajadores estaban siendo conducidos desde su campamento hasta las obras cuando a las 7.30 de la mañana se produjo la explosión. 

La región, un puzle étnico a la sombra del Nanga Parbat, está en el límite del Pastunistán pakistaní y cerca ya de la Cachemira ocupada por Pakistán. Se trata de un corredor clave en una de las nuevas Rutas de la Seda china, concretamente la que debe enlazar Xinjian con el  puerto de Gwadar -también de construcción china- en el mar Arábigo. 

Esta última ciudad, al sur del Belochistán, también ha sufrido diversos atentados contra ingenieros chinos, en este caso, a manos de mercenarios beluchis encuadrados en alguna de las guerrillas separatistas.

Por otro lado, también en la zona de influencia pastún, pero bastante más al sur, los talibanes afganos acaban de apoderarse del paso fronterizo de Spin Boldak, en el yermo entre Kandahar y la localidad pakistaní de Chaman. De este modo, la insurgencia del Emirato Islámico de Afganistán pasa a controlar cinco de las nueve principales aduanas del país, incluidas otras junto a Tayikistán, Turkmenistán e Irán. 

Gracias a su último asalto se encuentran, pues, a pocas horas de Quetta, donde la cúpula talibán ha vivido protegida por el ejército pakistaní durante la mayor parte de la guerra civil afgana. Islamabad asegura haber cortado ya el tránsito de vehículos y personas, que a menudo cruzan a pie. 

En la citada Quetta, la pasada primavera, hubo otro atentado contra el principal hotel de la ciudad, mientras se encontraba allí alojado el embajador de China. En dicha ocasión, la autoría fue reivindicada por el Movimiento Talibán de Pakistán (TTP), que pese al equívoco nombre, Islamabad considera a sueldo de los servicios de inteligencia de Nueva Delhi y del gobierno instalado en Kabul. 

*Con Información de La Vanguardia