60 personas han fallecido y un centenar han resultado heridas a causa del incendio que arrasó el lunes la unidad para pacientes de covid-19 del hospital de Nasiriya (sur de Irak), ha confirmado este miércoles el Ministerio de Salud y de Medio Ambiente iraquí en un comunicado oficial que rebaja la cifra inicial de 92 víctimas de la que había dado cuenta la agencia de noticias iraquí INA. Este el segundo suceso de este tipo que se produce en una unidad de coronavirus de un centro sanitario en el país en tres meses. Estas dos tragedias similares y sucesivas han suscitado la ira de una parte de la población iraquí que achaca a la corrupción la falta de seguridad de los hospitales.
El incendio, causado por un cortocircuito que provocó la explosión de una bombona de oxígeno, según una fuente del departamento de salud provincial, arrasó durante horas la unidad de aislamiento de pacientes con coronavirus del hospital de Nasiriya, que albergaba 70 camas. En varios vídeos subidos a las redes sociales se ven escenas de caos y enormes columnas de humo negro salir del edificio al que acudieron cientos de personas para ayudar a los bomberos y otros equipos de rescate. De acuerdo con el responsable de la morgue, de los 60 cadáveres carbonizados que recibieron, 39 han sido ya identificados y entregados a sus familiares. El resto, añadió, son difíciles de identificar. El comunicado de este miércoles del Ministerio de Salud ha confirmado que aún quedan 21 cadáveres a la espera de que se averigüe su identidad. Varias de estas personas que perecieron en el incendio quedaron después sepultadas por los escombros del edificio.
El director del hospital y el responsable sanitario de la provincia de Di Qar, la gobernación donde se encuentra Nasiriya, fueron interrogados por la policía y suspendidos por el jefe de Gobierno Mustafá al Kazimi. El mandatario también decretó un duelo nacional de tres días para los “mártires” del siniestro.
La tragedia desencadenó una ola de indignación en Irak para denunciar la mala gestión y la ineficacia de los poderes públicos. Tras el entierro de las víctimas el martes, más de 600 personas se manifestaron en el centro de Nasiriya, donde corearon consignas contra la corrupción y la clase política, a la que acusaron de provocar la tragedia. Los manifestantes, reunidos frente al hospital de la ciudad, gritaron, entre otras frases, “¡los partidos políticos nos están quemando!”.
En abril, más de 80 personas murieron en el incendio de otro centro hospitalario asignado al tratamiento de los casos de la covid-19 en Bagdad. Este primer accidente tuvo su origen en una serie de negligencias que enfurecieron a los iraquíes y condujeron a la dimisión del ministro de Sanidad.
“La catástrofe del hospital Al Huseín y, antes que este, del hospital Ibn Al Jatib, es producto de una corrupción persistente y de una mala gestión que descuida la vida de los iraquíes”, escribió en un tuit el presidente, Barham Saleh.
Después de que el martes la agencia oficial de noticias iraquí INA informara de que 92 personas habían perecido en el incendio del hospital de Nasiriya, la el ministerio de Salud difundió su comunicado, en el que tachó el saldo de muertos proporcionado por la agencia de “incorrecto” e instó a los medios a remitirse solo al ministerio, “única fuente oficial de información y estadísticas”. En su despacho, la agencia citaba una fuente del departamento de Salud de la provincia de Di Qar, la gobernación donde se encuentra la ciudad de Nasiriya.
De acuerdo con la nota del ministerio, el recuento “oficial” se ha hecho después de que los médicos y las autoridades sanitarias de esa gobernación finalizaran su trabajo.
*Con Información de El País