El diseño e implementación de estrategias para combatir la epidemia del dengue descansa en cuándo y dónde se registran los contagios, estadísticas que en Guatemala no son exactas. Las propias autoridades reconocen que cada semana se ajustan los registros de contagios, sin embargo, el número final de casos reportados en el 2019 se conocerá hasta marzo próximo.
Establecer el número real de guatemaltecos que fueron afectados por el dengue en el 2019 resulta difícil. El reporte de casos del Ministerio de Salud no se mantiene actualizado, este factor podría significar problemas al momento de crear protocolos de vigilancia y de contención de la enfermedad, opinan expertos. Los registros oficiales consignan más de 13 mil casos que no están en los reportes epidemiológicos, lo que haría difícil determinar dónde y cuándo se registraron estos contagios, en caso hayan existido.LE PUEDE INTERESAR
En la base de datos 2019 del Ministerio de Salud -hasta el 30 de noviembre pasado- se observa un incremento del 582 por ciento de personas contagiadas con dengue comparado con el año anterior. La cantidad solo incluye las que fueron atendidas en los servicios de salud pública, no así las que llegaron a clínicas privadas y al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social -maneja sus propios datos-, además de aquellas que no buscaron atención.
María Carlota Monroy, investigadora principal del Laboratorio de Entomología Aplicada y Parasitología (LENAP) de la Universidad de San Carlos, refiere que los números reportados por el ministerio “es solo la punta del iceberg”, pues es claro que hay un subregistro. A esto se añade que hay errores en el ingreso de los casos en la base de datos.
“Si usted no sabe lo que tiene cómo lo va a combatir y si no sabe cuánto tiene cómo va a prevenir y tener el suficiente material para combatirlo”, dice Monroy, para quien es necesario tener datos precisos y fieles, pues en base al total de pacientes detectados se puede calcular la cantidad de medicamento para atender a la población ante un nuevo brote.
En el reporte del Centro Nacional de Epidemiología, por lo menos en seis semanas, se repitió el número de contagios, y en otros casos no se reportó nada, lo cual es poco probable por el comportamiento vertiginoso de la epidemia durante todo el año.
Por ejemplo, en las semanas epidemiológicas 5 (27 de enero al 2 de febrero) y 6 (3 al 9 de febrero), en ambas se reportaron 90 personas contagiadas, pero no se sumaron al total de casos.
Las semanas 16 (14 al 20 de abril) y 17 (21 al 27 de abril) aparecen sin contagios, y el total de pacientes no varía, pero a la siguiente semana se ingresaron al sistema 68 casos, los que tampoco se sumaron al acumulado de pacientes atendidos.
Esas imprecisiones ponen en duda la cantidad de personas infectadas con dengue y que fueron atendidas por los servicios de salud pública.
Hasta la semana 47 -hasta el 23 de noviembre, la última que aparece en la página del Centro Nacional de Epidemiología-, el acumulado que reporta el ministerio es de 48 mil 175 caso, pero al sumar el total de datos reportados por semana da 34 mil 739. Hay 13 mil 436 casos más, que salieron de la nada en la base de datos.
El médico Manuel Sagastume, jefe del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, tiene una explicación. Señala que en la base de datos publicada por el sitio web del Departamento de Epidemiología hay semanas en las que los casos de contagio no fueron ingresados a tiempo, y no se ven reflejados en el consolidado, por lo que dicha suma no puede tomarse como el total de pacientes atendidos con dengue.
“Por diferentes circunstancias no nos alcanzan a completar la información de la semana y nos quedamos con el mismo dato para la siguiente semana, y hasta que viene la información y nos actualizan los datos es que lo escribimos. Tendríamos que ver exactamente dónde está el detalle para explicar qué sucedió”, indicó Sagastume sobre las semanas en las que se ingresó un mismo dato.
“No se puede sumar los acumulados porque todos los acumulados de cada semana en su momento están incompletos. Porque hay servicios (de salud) que en alguna semana no reportaron oportunamente”, agrega.
Sagastume, finalmente, reconoce que en el ingreso de los datos pueden haber errores: “Tendría que revisar despacio y con detalle para dar una explicación clara. Puede ser, no somos perfectos, que haya sido un error involuntario”.
Se necesitan de datos fieles
El riesgo es que de haber otra emergencia el tratamiento no alcance, como tampoco se puede calcular el gasto que debe hacerse para controlar la enfermedad, como compra de insecticida y de abate. La adquisición se haría a ciegas.
Monroy indica que el problema tiene su origen en el Sistema de Información Gerencial de Salud -Sigsa- al que cada área de salud ingresa los casos que recibe. No hay personal suficiente para hacerlo y tampoco para supervisarlo, agrega.
“Hay errores en la digitación de los datos, también en la capacitación de las personas que llenan los datos; no hay un criterio unificado. Es un sistema obsoleto que no permite la supervisión, la revisión de casos y por eso se dan las incongruencias en todas las bases de datos del ministerio”, agrega.
La solución, según la experta, es cambiar el sistema y utilizar una plataforma en línea que sea fácil de usar, así como capacitar al personal para que ingrese la información de manera correcta.
“Es difícil que los problemas que nos aquejan sean abordados de manera integral, y de manera multisectorial que realmente una efectividad de las medidas, ni la disponibilidad de recursos, porque si hay otras áreas más afectadas, a esas hay que darle mayor preponderancia en su atención, pero si no las tenemos creo que eso no camina de esa manera”, señala Héctor Fong, presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala.
Amenaza latente
El dengue fue la enfermedad que puso en jaque a la región latinoamericana. Hubo un repunte de casos que obedece a un comportamiento cíclico del vector y del virus que cada cuatro o cinco años se esparce con rapidez.
Fue en el 2014 cuando se dio un alarmante crecimiento de contagios. En Guatemala el número llegó a 19 mil 735, pero en el 2019 la cifra fue superada, se multiplicó por siete según datos oficiales.
Los efectos del cambio climático son parte de la explicación, según los expertos, pero advierten que estas variaciones en el clima pueden llevar a que los brotes se presenten en plazos más cortos.
La proliferación del virus por la picadura del mosquito Aedes Aegypti -vector transmisor- llevó al Ministerio de Salud a declarar alerta roja epidemiológica. En septiembre, la epidemia ya había consumido los recursos destinados para paliar la crisis, por lo menos en Huehuetenango, el departamento más afectado.
La amenaza de la enfermedad continua latente en la región. ¿El sistema de salud estará preparado para hacerle frente a otra epidemia de dengue? Resulta un reto, principalmente porque no se tiene una base de datos sólida sobre los casos atendidos, que según Fong, son el punto de partida para diseñar e implementar estrategias de vigilancia epidemiológica y destinar los recurso – financieros y humano- para contener la propagación.
“Estamos enmascarando los problemas de salud del país, no tenemos realmente datos certeros de la situación por la que estamos pasando. Estos (los datos) deben ser actualizados para abordar el problema de manera conjunta y global”, afirma Fong
VIA PRENSA LBRE