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Así funcionan los nidos artificiales para salvar al mítico quetzal en Costa Rica

El mítico quetzal, una de las aves más bellas de Mesoamérica, no es inmune a los embates del cambio climático que está degradando su hábitat en el bosque nuboso de la Reserva Biológica Monteverde, en Costa Rica.

En la reserva han instalado 15 nidos artificiales, que cuentan además con cámaras trampa para monitorear el comportamiento de las aves, especialmente durante la época reproductiva.

“Los hemos hecho simulando nidos naturales en su ambiente, pero los colocamos sobre los postes metálicos para evitar a los depredadores. Colocamos cámaras en frente y a los lados para tener diferentes puntos de vista y poder observar su comportamiento a la hora de reproducirse”, cuenta Salas.

Las aves comienzan a inspeccionar los nidos en enero, cuenta Ledezma, y entre ese mes y abril se realiza el cortejo. A finales de abril y en mayo comienzan a poner los huevos en el nido.

“La hembra se encarga durante los periodos nocturnos y sale en la mañana. El macho llega para seguir cuidando los huevos” y así se turnan, dice Coto, entre el cuidado de sus huevos y pichones y la búsqueda de alimentos.

Según los investigadores, en los seis años que tiene el proyecto, el quetzal no ha dejado de visitar los nidos artificiales y, de los 15 que hay, utilizan entre cinco y seis para la incubación y crianza de los pichones. Así garantizan la presencia de esta ave mítica e imponente.

“Es como una incubadora, diría yo, un lugar donde se genera la motivación para que la gente vaya y haga las cosas bien con respecto al ambiente”, cuenta sobre esta iniciativa el coordinador.

El bosque resiste y su naturaleza arrolladora es resiliente, por lo que cada iniciativa suma en la lucha sin tregua contra el cambio climático.