Hace 40 mil años en Europa, no éramos la única especie humana viva: había al menos otras tres. Y muchos de nosotros estamos familiarizados con una de ellas: los neandertales.
Con sus facciones duras y cejas gruesas, ellos se parecían mucho a nosotros y vivieron en varios rincones de Europa durante más de 300.000 años.
En su mayor parte, los neandertales eran un grupo resistente. Vivieron durante aproximadamente 200.000 años más de lo que nosotros, los humanos modernos (Homo sapiens), llevamos vivos.
La evidencia de su existencia se desvanece hace unos 28.000 años, lo que nos da una estimación de cuándo podrían haber muerto.
Los fósiles muestran que, hacia el final, los últimos neandertales se aferraron a la supervivencia en lugares como Gibraltar.
Los hallazgos en este territorio británico de ultramar, ubicado en el extremo sur de la península ibérica, nos están ayudando a comprender mejor cómo eran realmente estos últimos neandertales vivos.
Y nuevas pistas revelan que se parecían mucho más a nosotros de lo que creíamos.
La ciudad de Neandertal
Por el hallazgo de restos de neandertales, Gibraltar recibió el estatus de patrimonio mundial de la Unesco en 2016.
En particular, el interés está en cuatro grandes cuevas, tres de ellas apenas fueron exploradas, pero la otra, la cueva de Gorham, es escenario de excavaciones anuales.
“No estaban solo sobreviviendo”, dice de sus habitantes el director de arqueología del museo de Gibraltar, Clive Finlayson.
“Era de alguna manera la ciudad de Neandertal”, afirma. “Este era el lugar con la mayor concentración de neandertales de toda Europa”.
No se sabe si solo había decenas de personas, o unas pocas familias, ya que las pruebas genéticas también sugieren que los neandertales vivían en “muchas pequeñas subpoblaciones”.
Su ocupación en Gibraltar se descubrió en 1848, cuando se encontró el primer cráneo de un neandertal adulto. Desde entonces, se hallaron huesos de otros siete individuos neandertales, así como numerosos elementos que usaban en su vida cotidiana, como herramientas, restos de animales y conchas.
Cada descubrimiento se puede fechar en función de dónde se encontró.
Dentro de la cueva de Gorham hay muchos metros de capas de sedimentos. Cada capa representa un punto diferente en el tiempo geológico. Los restos fósiles descubiertos en estas capas sugieren que los neandertales de Gibraltar ocuparon la cueva durante más de 100.000 años.
Los neandertales pueden haber habitado la región hasta hace tan solo 24.000 a 33.000 años, según la fecha de una de las capas en la cueva de Gorham.
Esto coloca a esta área como uno de los últimos lugares conocidos donde vivieron los neandertales.
Es posible que también se hayan expandido a las áreas costeras circundantes, pero el nivel del agua ha aumentado considerablemente en los últimos 30.000 años.
Esto significa que cualquier otra prueba fósil puede estar sumergida desde hace mucho tiempo.
“Tenemos suerte de que en Gibraltar, debido a sus acantilados, las pruebas han permanecido en estas cuevas”, analiza el arqueólogo.
Clive Finlayson -junto con su esposa, Geraldine, y su hijo Stewart- han estado excavando estas cuevas durante muchos años. Los tres son científicos.
Si bien la parte frontal de la cueva está relativamente abierta, con luz solar natural y con una vista directa al océano, la parte posterior es más oscura y se divide en varias cámaras.
Las cuevas permanecen frescas en el verano y ligeramente cálidas en los meses más fríos, un lugar perfecto para descansar y mantenerse a salvo de los depredadores peligrosos.
Casi primos
Al igual que el resto de su especie, los neandertales que vivían aquí eran muy diferentes a lo que alguna vez imaginamos: un grupo brutal y fornido de humanos primitivos que solo podían gruñir para comunicarse y golpear violentamente sus palos ante cualquiera que se acercara demasiado.
De hecho, como lo expresó Paola Villa de la Universidad de Colorado Boulder, Estados Unidos, en una investigación reciente, se parecían mucho a nosotros: necesitamos disipar “el moderno complejo de superioridad humana”.
Esto se ve reforzado por los conocimientos genéticos. No solo compartimos el 99,5% del mismo ADN, todavía llevamos en la actualidad algo de ADN de los neandertales.
Eso es porque cuando llegamos a Europa desde África, nos encontramos varias veces y nos cruzamos con ellos. Todas las personas fuera de África todavía tienen rastro de esta mezcla prehistórica.
Incluso yo descubrí hace unos años que tengo un 2,5% de ADN de neandertal. En un estudio en miles de personas, los investigadores identificaron un total combinado de 20% de ADN de neandertal en humanos modernos.
Los descubrimientos en la cueva de Gorham nos han ayudado a encontrar pistas como estas, y especialmente sobre los últimos años de los neandertales en la Tierra.
Los restos de la cueva sugieren que consumieron mariscos y mamíferos marinos. Esto no es sorprendente dada la nueva evidencia publicada en enero de 2020 que sugiere que podían nadar. Incluso hay pruebas de que cazaron delfines, dice Clive Finlayson.
Aún no está claro cómo lo hicieron, pero sabemos que cazaban -o descuartizaban-, grandes animales como mamuts y rinocerontes lanudos y ciervos.
También se descubrieron restos de más de 150 especies diferentes de aves en la cueva de Gorham, muchas de ellas con marcas de dientes y cortes, lo que sugiere que los neandertales se las comieron.
Hay evidencia de que capturaban aves rapaces, incluidas águilas y buitres dorados.
ambién sabemos que no necesariamente se comían todas las aves que cazaban, especialmente las de rapiña como los buitres, que están llenos de ácido.
“La mayoría de las marcas de corte están en los huesos del ala con poca carne. Parece que los hubieran atrapando para usar las plumas“, opina Clive Finlayson.
Parecen haber preferido pájaros con plumas negras. Esto indica que pueden haberlos usado con fines decorativos, como joyas.
Para mostrarme exactamente a qué se referían, el arqueólogo y su equipo reconstruyeron algunos hábitos neandertales.
Un buitre muerto, cuidadosamente mantenido congelado, fue disecado frente a mí, para mostrar cómo los neandertales podrían haberlo hecho hace miles de años.
Quitaron cuidadosamente el tejido del cuerpo del pájaro. Y lo que quedaba parecía ser una impresionante y elaborada capa decorativa de plumas negras, que se extendía, por supuesto, a lo largo del ala del buitre. Puede que hayan envuelto esto alrededor de sus hombros, analiza Finlayson.
Todo esto apunta a una cosa: que los neandertales tenían una comprensión y una apreciación sofisticadas de los símbolos culturales.
Esto junto a la creatividad y el razonamiento abstracto necesarios para convertir un animal volador en una capa decorativa, muestra que sus habilidades cognitivas podrían haber estado a la par de las nuestras.
Independientemente de lo inteligentes que fueran, la creación de este tipo de instrumentos culturales es uno de los rasgos definitorios de la humanidad.
El “hashtag” neandertal
Los neandertales pueden haber creado arte.
En un sorprendente descubrimiento de 2014, la familia de científicos Finlayson encontró una marca en la pared de la cueva de Gorham, llamada “el hashtag neandertal”. Esta fue la primera evidencia del arte neandertal, dice Geraldine Finlayson.
A pesar de ser un dibujo básico, Geraldine asegura que para realizarlo fue necesaria mucha preparación. “No fue algo que sucedió por error o como resultado de un garabato… se estaba llevando a cabo un proceso de pensamiento”, asegura.
Cuando los arqueólogos intentaron volver a hacer el diseño ellos mismos, descubrieron que el surco más profundo requería 60 golpes de una herramienta de piedra afilada. “Estaba claro que era algo intencional”, explica la arqueóloga.
Otros descubrimientos de conchas decorativas y el uso de pigmento rojo ocre en los sitios de los neandertal también apuntan a la posibilidad de que usaran objetos para el arte.
De nuevo, si este es el caso, muestra que los neandertales tenían habilidades simbólicas que alguna vez se pensó que eran exclusivamente humanas.
En 2018, en España, se atribuyeron pinturas rupestres de animales y formas geométricas a los neandertales de hace 64.000 años.
Si eran capaces de producir símbolos como el arte y las joyas, no sería sorprendente que investigaciones indicaran que también tenían habilidades lingüísticas sofisticadas.
En un estudio de 2013 donde un equipo analizó un hueso que se sabe que es crucial para el habla (el hueso hioides) descubrió que la versión de ese hueso en los neandertales funcionaba igual que la nuestra.
El equipo, dirigido por Stephen Wroe, de la Universidad de Nueva Inglaterra, Australia, me dijo en ese momento que su modelo de computadora indicaba que los neandertales podían hablar como nosotros.
“Muchos argumentarían que nuestra capacidad de habla y lenguaje es una de las características más fundamentales que nos hace humanos. Si los neandertales también tenían lenguaje, también eran verdaderamente humanos”, dijo en el momento de su descubrimiento.
Contacto con humanos modernos
Si los neandertales pudieron hablar, podían haber transmitido información de manera eficiente, como por ejemplo, cómo hacer herramientas. Incluso pudieron haber enseñado a los humanos modernos algunas cosas.
Existen datos que sugieren que esto es exactamente lo que sucedió cuando los neandertales y los humanos modernos entraron en contacto.
Un tipo de herramienta ósea, descubierta en un sitio conocido habitado por neandertales, también se encontró donde solo vivían los humanos modernos.
El equipo, dirigido por Marie Soressi de la Universidad de Leiden en Países Bajos, analizó los sitios conocidos de neandertales de hace aproximadamente entre 40.000 y 60.000 años.
Las herramientas que encontraron fueron en realidad fragmentos de costillas de ciervos y probablemente se usaron para ayudar a suavizar la piel de los animales, posiblemente para la ropa.
“Este tipo de herramienta ósea es muy común… en cualquier sitio ocupado por humanos modernos después de la desaparición de los neandertales”, dijo Soressi en una entrevista con BBC Earth.
Y según ella, los humanos modernos que conocieron a los neandertales copiaron su uso de herramientas óseas.
“Para mí, es potencialmente la primera evidencia de que algo se transmite de los neandertales a los humanos modernos”.
Cuando vivíamos más cerca del ecuador no necesitábamos ropa más abrigada. Los neandertales, por otro lado, vivieron en climas europeos más fríos durante muchos años antes de que llegaran los humanos modernos.
Aprender cómo los neandertales lidiaron con el frío habría sido de gran beneficio para nosotros.
Muchos investigadores, incluido Soressi, ahora argumentan que conocer a otros humanos primitivos puede haber sido crucial para que nos convirtiéramos en la especie exitosa que somos hoy.
El hecho de que los neandertales usaran muchas herramientas diferentes revela también cuán similares eran a nosotros. Ellos pudieron adaptarse y explotar con éxito su entorno, al igual que nosotros.
“Los neandertales eran mucho más evolucionados de lo que solíamos creer”, afirma Soressi. “Ahora estamos en un punto de inflexión en el que deberíamos considerar que los neandertales y los humanos modernos contemporáneos eran iguales en muchas áreas”.
Esto se hace aún más evidente considerando la prueba adicional que sugiere que también ellos enterraban a sus muertos, otro importante ritual cultural que muestra un “comportamiento simbólico complejo”.
Últimos neandertales
También hay claras diferencias entre los neandertales y los humanos modernos. Es revelador que hoy estemos aquí y ellos no.
Y a medida que llegaron a los últimos milenios de su existencia, se enfrentaron a nuevos desafíos, para los que no estaban tan preparados, como demostraron los humanos modernos.
John Stewart, de la Universidad de Bournemouth en Reino Unido, analiza las diferentes estrategias de caza de humanos y neandertales.
Aunque hay algunas pruebas en la cueva de Gorham de que los neandertales cazaban conejos, Stewart dice que lo hacían menos que los humanos modernos.
Sus tácticas de caza de combate cuerpo a cuerpo, que les sirvieron bien para animales más grandes, pueden haberles dificultado la habilidad para atrapar suficientes conejos cuando escasearan otros alimentos.
“Creo que los humanos modernos tenían más tecnologías para atrapar estos objetos de presa más pequeños y rápidos, como redes o trampas. Ciertamente, cuando los tiempos se pusieron difíciles, los humanos modernos siempre tenían más elementos a su disposición”, comenta.
La evidencia climática muestra que los neandertales también vivieron en un entorno cada vez más hostil. Los períodos de frío extremo en otras partes de Europa los empujaron más al sur hasta que llegaron a zonas como Gibraltar.
“Cada pocos miles de años de diferencia en Europa y Asia, el clima cambiaba drásticamente de relativamente cálido a muy frío”, describe Chris Stringer, líder de investigación en orígenes humanos en el museo de Historia Natural de Londres. “Como esto sucedía una y otra vez, nunca pudieron construir su diversidad”.
Esto significa que cuando los últimos neandertales llegaron a su lugar final en la Tierra eran muy endogámicos, una mala noticia para una población que estaba disminuyendo.
Al mismo tiempo, un hallazgo de 2019 también sugiere que su fertilidad estaba en declive, tal vez debido a la falta de alimentos, ya que la infertilidad puede ser el resultado de la disminución de la grasa corporal.
El trabajo de investigación dirigido por Anna Degioanni de la Universidad Aix-Marsella en Francia, propuso que incluso “un ligero cambio en la tasa de fertilidad de las mujeres más jóvenes podría haber tenido un impacto dramático en la tasa de crecimiento de la (población) neandertal y, por lo tanto, en su supervivencia a largo plazo”.
Durante los últimos años fue un juego de números.
“La historia completa de la extinción debe analizarse durante un largo período de tiempo”, opina Clive Finlayson. Su población puede haberse vuelto tan pequeña que en un momento llegaron a “un punto de no retorno”.
Desafortunadamente, esto significa que aunque los últimos neandertales vivieron de la misma manera que sus antepasados durante muchos años antes que ellos, los cambios climáticos significaron que no pudieron asegurar su supervivencia.
Esto a su vez habría tenido un impacto directo en su capacidad de innovar y difundir la cultura.
Si la vida solo se convierte en una batalla por sobrevivir, otras cosas como la cultura pueden quedar en el camino.
En sus últimos años en la Tierra, ellos no habrían tenido mucha competencia de otros humanos, animales o enfermedades para acabar con ellos.
Pero aunque se dice que su especie está extinta, no se han ido del todo.
Grandes partes de su genoma aún viven en nosotros hoy.
Los últimos neandertales pueden haber muerto, pero su sello en la humanidad estará asegurado durante miles de años.
VIA PRENSA LIBRE.