Sammy Basso, conocido internacionalmente por su lucha contra la progeria, falleció inesperadamente mientras cenaba en un restaurante de Treviso, Italia.
Su muerte ha causado gran conmoción en el país y en la comunidad científica que lo admiraba por su coraje y compromiso con la investigación de esta enfermedad rara.
Basso fue diagnosticado con progeria de Hutchinson-Gilford a los dos años, una condición genética que afecta a 1 de cada 20 millones de personas y acelera el proceso de envejecimiento desde temprana edad.
A pesar de los desafíos que enfrentó, Basso decidió dedicarse al estudio de su propia enfermedad, con la esperanza de encontrar tratamientos que pudieran ayudar tanto a él como a otros afectados.
En 2018, se graduó en Ciencias Naturales en la Universidad de Padua y continuó su formación académica con una especialización en Biología Molecular en 2021.
Su trabajo le permitió combinar su experiencia como paciente con un enfoque científico, buscando terapias que pudieran ralentizar el avance de la progeria.
La muerte de Basso deja un legado de lucha y esperanza. A través de su asociación y sus estudios, abrió camino para una mayor comprensión de la progeria y su impacto.
Su pasión por la ciencia y su valentía frente a la adversidad seguirán siendo recordadas por muchos